La diosa fortuna

Publicado: 14 abril, 2014 en Relatos breves
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Los primeros rayos de sol se filtraban por los agujeros de las desgastadas persianas de la habitación.

¡Cualquier día cambio este colador, odio despertarme con tanta luz!

Mire de reojo el reloj de la mesita y salí de la cama de un salto, me había vuelto a quedar dormido.

Tenía que elegir entre el desayuno o una ducha rápida, antes de salir pitando hacia el trabajo.

¡Maldita sea, está helada! No me extrañará si alguna vez me salen cubitos de este grifo…

Siempre que iba con prisas olvidaba encender el calentador antes y el invierno parecía no querer abandonar esta ciudad.

Un minuto después estaba arrancando el viejo seiscientos y con el apuro había olvidado el tabaco. Subí el coche a la acera para ir al estanco de al lado.

Increíble, todavía no han abierto… No voy a poder fumar en toda la mañana…

Despotricando del pobre comerciante volví a mi coche de nuevo, todavía contaba con diez minutos extras, para tomar un café antes de llegar a la oficina.

Al llegar a mi querida antigüedad con ruedas, me percaté de la presencia de un papelito de color amarillo en el parabrisas.

¿¡Pero qué es esto!?, ¡Me han multado!

Al principio creí que sería publicidad, menuda cara de idiota se me quedó al ver la bonita cifra, escrita al lado de la rubrica del simpático agente de la ley.

Después de semejante suceso, decidí que el café era indispensable antes de fichar. Pedí mi habitual comanda y me hice un hueco en la concurrida barra.

¡¡Plaaffff…!!

Con el simple codazo de un estudiante tembloroso, mi café se estrelló contra las baldosas del bar y mis monedas rodaron por el pegajoso suelo.

En un último intento de llamar a la diosa fortuna, compré una papeleta de rasca y gana. Eliminé la capa metalizada y apareció un comedido premio en ella. Salí sonriente a la calle, feliz por mi ansiada buena fortuna, cuando de pronto me dije:

Está claro que hoy no es mi día de suerte…

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Mientras miraba como un viento huracanado secuestraba mi boleto premiado, elevándolo por los aires como en una danza burlesca, acompañado de una bolsa de plástico y los retazos de un viejo periódico.

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